Lectura del Santo Evangelio segun San Mateo 6,19-23

Viernes 22 de junio XI Semana del Tiempo Ordinario

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.

»La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso; pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!».

REFLEXION

Hoy el Señor nos invita a no dejarnos guiar por el dinero, el dinero que corroe, pues si bien es cierto que nos sirve para sobrevivir, no lo es todo. Con el no podemos comprar la felicidad de nadie, cuando se utiliza de forma inadecuada hacemos tanto daño que podemos quedarnos solos por la ambición y el poder.

Jesús nos invita hoy a dejarnos llevar por El, El es el camino, la verdad y la vida (Juan 14,6-9 ) ya el mismo lo decía que todo nuestro ser debe de estar enfocado en El y solo por El, el dejarnos llevar implica hacer su voluntad, ya ayer nos decía el Evangelio que se haga su volunta en la tierra como en el cielo (Mt 6,7-15 ).

Todo lo que hagamos sea para gloria de Dios y no para el vanagloriarnos nosotros, amontonemos mas bien en el cielo, porque como cristiano nos vemos en la obligación de hacer el bien por los demás y tomarnos en cuenta siempre. Bien lo decía Jesús que todo lo material se quedara y se podrirá, por eso entonces yo hago un llamado a todos los que poseen mas riquezas que otros a que ayudemos a los demás, no seamos codiciosos, ni malos hermanos, Señores pónganse la mano en la conciencia en amontonar tesoros en el cielo y eso lo podemos hacer ayudando aquí en la tierra a los que mas lo necesitan.

Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. (Mt. 6,21) si allí esta el tesoro mas preciado que es Dios allí esta el premio mas grande, has Dios que seamos unos enamorados de ti, que nuestro corazón arda de deseo por Ti y que en Todo amemos y servimos como decía San Ignacio de Loyola.

«La lámpara del cuerpo es el ojo» (Mt 6,22). Santo Tomás entiende que con esto —al hablar del ojo— Jesús se refiere a la intención del hombre. Cuando la intención es recta, lúcida, encaminada a Dios, todas nuestras acciones son brillantes, resplandecientes; pero cuando la intención no es recta, ¡que grande es la oscuridad! (cf. Mt 6, 23).

Seamos pues luz para todos aquellos que no la logran encontrar y sepamos amontonar las riquezas en el cielo con buenas obras y caridad, ayudemos a la Iglesia porque ella es nuestra madre, maestra y seamos consientes de la necesidad que se vive día a día de la búsqueda de Dios y la enseñanza de su amor a los demás, seamos dóciles a su llamado y emprendedores de la verdad. Paz y Bendición para todos.