¿PORQUE VOY A MISA?

Tema: ¿PORQUE VOY A MISA? Vie Ago 03, 2007 3:30 pm

La reunión de todos nosotros, hijos de Dios. ¿Por qué voy a Misa los Domingos? Nunca me había planteado esta pregunta, y en una primera respuesta rápida, sin pensar, podría contestar diciendo que voy porque voy. Para mí ir a misa es algo natural como respirar o amar. Desde pequeñas nos habían acostumbrado, y la misa del domingo formaba parte de nuestra vida. Algunos domingos íbamos más a gusto y otros menos, pero nunca dejábamos la misa porque era pecado.

He tenido que redescubrir el sentido de la misa dominical, para ir conscientemente y con alegría. Ese descubrimiento ha sido, un descubrimiento vivencial. No hablo de valor intrínseco de la misa, sino del valor diferenciado que tiene para mí la misa de los domingos.

Yo creo que cada hombre, y todos los hombres y mujeres, somos únicos e rrepetibles para Dios.

Dios nos ama individualmente y de modo personal, como muchos padres y madres aman a cada uno de sus hijos, aunque sean muchos, como si fuesen únicos.

Muchos hombres y mujeres, conscientes de este amor que Dios nos tiene, queremos corresponder siguiendo la llamada de Jesús a sus discípulos de extender el Reino de Dios amando a los que nos rodean, preferentemente a los que sufren. Y amar significa trabajar para que el mundo sea más feliz, para que haya más amor, para que las injusticias disminuyan.

Amar es dejar que Dios trabaje en nosotros, es ser conscientes de lo que dijo Jesús: "como el Padre me amó, así yo los he amado" y "aménse los unos a los otros".

Pero esta misión de amar, que es genérica, se convierte en algo personal cuando cada mañana me dirijo a Dios para decirle "Buenos días". En aquel momento recibo mi misión concreta para amar, para trabajar, para pensar más en los demás que en mí misma... Y esa misión tengo que realizarla como yo soy, con mis debilidades, cualidades, temperamento...

Y todas las demás personas de mi barrio, de mi comunidad parroquial, del mundo entero, reciben también la misión de amar, según su vocación y posibilidades. Y a lo largo de la semana, con mayor o menor fidelidad, aceptamos o no aceptamos la misión y la cumplimos más o menos bien.

Entonces la misa dominical es la reunión de todos nosotros, hijos de Dios, comunidad cristiana, que colectivamente hablamos al Padre con las mismas palabras, escuchamos la misma homilía, recordamos que Jesús nos amó hasta la muerte, porque fue consecuente con su vida. Le pedimos fe y caridad para la Iglesia y hacemos lo que nos dijo: compartir el pan y el vino.

Jesús vuelve a ser todo para nosotros. Es el gran misterio y la gran riqueza. Es el momento de preguntarnos: ¿por qué los hombres le importan tanto?

Para mí la misa del domingo es este encuentro de toda la comunidad en el mismo Amor y en la misma Fe; aunque sea un amor con desfallecimientos y una fe con interrogantes.

Para mí, por tanto, el valor añadido de la misa del domingo es este valor comunitario. Actualmente.

No siempre lo he sabido ver así: ha habido épocas de mi vida en las que creía más importante asistir a una Eucaristía muy participativa, fuese donde fuere. Me parecía que lo necesitaba para mi fe. Pedía que la oración comunitaria y la reflexión sobre la Palabra de Dios fuesen vivas, preparadas, que me aportasen lo que necesitaba para seguir adelante. Y me parece que esto tengo que recordarlos, como testimonio de la importancia que tiene, para muchos fieles, encontrar en la misa dominical un enriquecimiento de la vida espiritual, de su amor a Dios y a los demás, a través de la palabra, de la homilía y de la misma fe vivida y compartida.

Pilar Malla - Directora de Cáritas en su Diócesis.

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