Una nova es una explosión termonuclear causada por la acreción de hidrógeno en la superficie de una estrella enana blanca.
Formación de una nova
En un sistema binario formado por una enana blanca y una estrella que ha dejado la secuencia principal, se produce transferencia de masa desde esta última debido a su transformación en gigante roja, lo que implica su expansión y la expulsión de capas más externas, que son capturadas por el potencial gravitacional de la enana blanca. El material acretado, compuesto principalmente por hidrógeno y helio, es compactado en la superficie de la enana blanca debido a la intensa fuerza gravitatoria. A medida que más material va cayendo hacia la superficie de la estrella, se calienta cada vez más, hasta que alcanza la temperatura crítica para la ignición de fusión nuclear. Entonces se transforman rápidamente grandes cantidades de hidrógeno y helio en elementos más pesados.
La enorme cantidad de energía liberada por este proceso produce un destello de radiación electromagnética muy brillante, pero de corta duración. Este destello, que se produce en escalas de tiempo de días, dio origen al nombre nova, que en latín significa nueva: al ocurrir una nova, los astrónomos antiguos creían ver aparecer una nueva estrella en el cielo nocturno. Curiosamente, el término fue usado por primera vez por el astrónomo Tycho Brahe al observar no una nova sino una supernova. Pero no fue hasta tiempo después cuando se establecieron diferencias entre las supernovas y las novas, más débiles.